Una prueba de esfuerzo es una exploración muy útil en cardiología deportiva. Pretende en general, estudiar las respuestas del aparato cardiovascular a cargas de esfuerzo progresivamente crecientes. Irigoien, J.M, (1999).
Tanto en cardiología general como en cardiología deportiva, las más utilizadas son las de tipo isotónico o dinámico, puesto que exigen un mayor rendimiento del sistema cardiovascular proporcional además a la intensidad del esfuerzo llevado a cabo.
En el terreno del deporte, tiene dos grandes objetivos:
1- Cuantificar de forma directa o indirecta la capacidad aeróbica, es decir, analizar, sobre todo, la capacidad física para practicar deportes de tipo isontónico o aeróbico (sus parámetros más importantes son el VO2 max (consumo máximo de oxígeno) y el umbral anaeróbico.
2- Descartar enfermedades del corazón que no se hayan diagnosticado en reposo (un aumento de la TA, una arritmia o una enfermedad coronaria).
En el mundo de la cardiología clínica, tendria un objetivo principal.
1- Controlar y valorar a los pacientes en diferencres programas de rehabilitación, como podría ser el caso de los pacientes con problemas coronarios.
Hay diferentes sistemas en el mercado, aunque los más habituales son la bicicleta (cicloergómetro) y la cinta o tapiz rodante. Menos habituales son el ergómetro de los remeros o remoergómetro, el ergómetro de los esquiadores de fondo o incluso el escalón, que practicamente no se utiliza.
¿CUÁL DEBERÍAMOS UTILIZAR ?
Parece lógico, que debamos seleccionar el aparato que más se parezca a la actividad deportiva que practicamos habitualmente, si eres un deportista, evidentemente lo mismo. El ciclista el cicloergómetro, el corredor, tenista, futbolista, etc... el tapíz, y el remero el ergómetro específico.
De todas maneras, cada sistema tiene sus ventajas y sus inconvenientes. En el cicloergómetro, por ejemplo, el individuo esta más quieto que en el tapíz rodante, lo que mejora la monitorización del ECG y la toma de TA. Tiene, en cambio, el inconveniente de la utilización (para el esfuerzo) casi exclusiva del tronco inferior y sobre todo del cuadriceps, con lo que el suejeto se fatiga a nivel muscular antes de alcanzar sus máximos parámetros aeróbicos. También tiene el inconveniente de la subida excesiva de la TA en relación al ejercicio estático o isométrico producido por los brazos, sin olvidar en algunos casos la incapacidad de pedalear por falta de experiencia.
En general, para los deportistas y para valorar la capacidad aeróbica es preferible el protocolo de Bruce sobre tapíz rodante puesto que utiliza mayor masa muscular (hasta un 15% más) y se adapta mejor a la mayoría de individuos. Estre sus desventajas figuran su alto coste y la inseguridad que producen algunas personas mayores y algo torpes.
Tanto en España como en EE.UU. se utiliza más frecuentemente este protocolo mientras que los otros países Europeos prefieren el cicloergómetro.
Existen diferentes métodos en las pruebas de esfuerzo, aunque la mayoría son progresivamente escalonados con elevación de cargas cada dos o tres minutos como los ya reseñados. Estos minutos en cada etapa o escalón son los necesarios para que se estabilicen el consumo de O2 y la FC en relación con cada carga. Esto indica que se ha logrado un nivel de equilibrio parcial con balance entre el aporte energético y las necesidades del mismo. Este fenómeno se sigue sucediendo en cada escalón al seguir aumentando porgresivamente las cargas de trabajo sucesivas, hasta llegar un momento en que se alzanza la FC máxima en la que ya no se puede incrementar el consumo de O2. En ese momento se ha alcanzado la estabilización final y en poco tiempo se prudicirá el agotamiento. La medición del consumo en ese momento corresponde al consumo de O2 max (VO2 max).
Durante este tipo de pruebas de esfuerzo (se utilizan tanto en deportistas como en individuos sedentarios o incluso en cardiópatas) se controla la TA y se monitoriza el ECG contínuamente en una pantalla, pudiendo registrarse en papel cuando creemos conveniente, para estudiar más detenidamente una isquemia o una arritmia.
Las pruebas de esfuerzo pueden ser máximas o submáximas. Estas son aquellas en la que ya de antemano se pone un límite para finalizarlas. No se alcanza, logícamente, la capacidad aeróbica máxima y generalmente se detiene en el momento de alcanzar el 75-80% de la FCmax. En un deportista, sobre todo si es de alto nivel, acostumbrado a esfuerzos máximos en su deporte habitual en incluso en su entrenamiento, no se recomienda este tipo de pruebas submáximas. Lógicamente, se le aconsejará una prueba de esfuerzo máxima con un estudio metabólico completo durante el esfuerzo. De todas formas, las pruebas de esfuerzo submáximas se emplean frecuentemente en pacientes cardiópatas (tas un infarto agudo de miocardio...) como en grandes grupos de población para valoración de la aptitud deportiva.
Son también útiles y valorables y se basan, por un lado, en que existe relación lineal entre la FC y el VO2 max y la carga de trabajo y, por otro, en que la FCmax para una determinada edad es siempre la misma. (tiene relación con la fórmula genérica 220-edad).
¿CUÁNDO O CON QUIÉN HAY QUE HACER UNA PRUEBA DE ESFUERZO?
Se debería hacer una prueba de esfuerzo:
1- A todas las personas mayores de 45 años que realizan cualquier actividad deportiva o van a someterse a un programa de entrenamiento.
2- A todas las personas mayores de 35 años que realicen estas mismas actividades físicas si tienen varios factores de riesgo coronario (tabaquismo, hipertensión arterial, elevación de las cifras de colesterol,etc.)
3- A las personas de cualquier edad que tienen síntomas como angina de pecho, fatiga, palpitaciones, pérdida de conocimiento o que refieren historia de haber padecido un infarto agudo de miocardio,
4- A los deportistas profesionales, tanto para evaluar su capacidad aeróbica en diferentes momentos de la temporada como para completar su estudio cardiológico si apareciera alguna anomalía clínica, o alguna alteración en el ECG.
5- En condiciones normales (sobre todo en individuos jóvenes nervisosos) al comenzar la prueba de esfuerzo se produce un aumento de la FC (taquicardia sinusal preesfuerzo) en incluso la TA, ésta última debido al aumento del gasto cardíaco y de las resistencias periféricas. Tras las diferentes cargas de trabajao van aumento progresivamente ambos parámetros.
6- En cambio, en sujetos con enfermedades del corazón la respuesta es diferente, apreciándose en ocasiones escasas elevaciones tanto en la FC como en la TA a pesar del incremento progresivo del nivel de trabajo.
7- En otras ocasiones, en deportistas de alta competición, alteraciones del ECG de reposo sospechosas incluso de enfermedad coronaria (alteraciones de la repolarización ventricular) desaparecen en los últimos escalones de la prueba de esfuerzo (ECG del deportista), haciendo el diagnóstico diferencial con patologías cardíacas aunténticas (enfermedad coronaria asintómatica o Miocardiopatía hipertrófica), en las que dichas alteraciones o permanecen igual o incluso aumentan con el máximo esfuerzo.
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